jueves, 15 de noviembre de 2007

Telam - Entrevista por Jorge Boccanera

Una nota en la agencia TELAM

CULTURA I LITERATURA


Federico Randazzo recrea una de las primeras matanzas obreras


Ese es el eje de su nuevo libro, "Las grietas del relato histórico". El escritor estudia la represión registrada a mediados de 1907 contra los trabajadores del puerto de Ingeniero White (Bahía Blanca), en un marco de agitación obrera, planteos anarquistas y socialistas a nivel nacional e internacional.
Por Jorge Boccanera

La represión registrada a mediados de 1907 contra los trabajadores del puerto de Ingeniero White (Bahía Blanca), sus víctimas, su repercusión en el ámbito político nacional y la solidaridad que despertó en organizaciones gremiales del país, es el eje del libro "Las grietas del relato histórico" de Federico Randazzo.

Los hechos acaecieron en medio de tensiones entre la patronal y los trabajadores que, entre otras demandas, pedían mejoras de salario y reducción de las 12 horas de trabajo.

En ese marco, un destacamento de la marina rodeó la sede gremial -la Casa del Pueblo- donde se realizaba una asamblea, y abrió fuego.

El libro, del Centro Cultural de la Cooperación, surge de la investigación de Randazzo por echar luz sobre el episodio; una de las primeras matanzas obreras de Argentina.

"Quizás fue la primera, sí, en un marco de varios días de represión y estado de sitio. Nunca se había dado una represión tan salvaje".

Randazzo estudia el hecho en un marco de agitación obrera y planteos anarquistas y socialistas a nivel nacional e internacional.

Narra la fundación de La Casa del Pueblo en White en 1901, en un ambiente reivindicatorio, y recuerda al diario La Protesta que informó que la inauguración fue: "Un acontecimiento para la clase trabajadora, a costa de sacrificio y perseverancia".

El papel de la prensa obrera en Bahía Blanca por ese tiempo fue relevante. "Hubo numerosas experiencias editoriales. La Agitación, de 1901, fue el periódico libertario más importante de la primera etapa, dirigido por Arturo Montesano, quien fue deportado".

Otras publicaciones (El Obrero, La Favilla y La Rivolta) fueron "experiencias editoriales que desarrollaban una prolija narrativa proletaria denunciando la barbarie de los patrones y alimentando el espíritu revolucionario".

La matanza fue el resultado de la puja entre la agitación social y medidas restrictivas, como la Ley de Residencia por la que fueron deportados cientos de inmigrantes.

"A inicios del siglo XX, había un conflicto con los ácratas organizados; mientras el socialismo influía en la población. Ambas corrientes imprimían diarios distribuidos en todo el país; La Protesta, los anarquistas, y los socialistas, La Vanguardia".

Tras la represión a cargo del subprefecto Enrique Astorga, que dejó un saldo de muertos y heridos -entre ellos un niño de 13 años baleado en un pulmón- la marina volvió a cargar contra una multitud de trabajadores que participaban del sepelio del obrero italiano Falcione.

Fuertemente impugnado, Astorga, imprimió así más brutalidad a su accionar. Según Randazzo fue el mismo oficial: "Quien con su propia pistola dispara contra el féretro de Falcione hasta mutilarle el rostro.

Para los anarquistas de la época, nunca en la historia se había roto el código humano de respeto a los muertos". Sólo 10 días después, "Astorga fue felicitado en el Congreso, donde no sólo no lo encontraron culpable de la matanza, sino que lo alentaron en su labor".

Es de destacar la actitud de soldados que se negaron a disparar contra la sede gremial y luego contra la multitud que asistía al sepelio -los libros citan a Jorge Loppe, el "Cabo Díaz"y el teniente Jáuregui- actitudes que permiten dimensionar "lo irracional de la orden de disparar a mansalva".

La negativa tuvo que ver, dice el autor "con los marineros menos preparados, aquellos que no habían estado en la matanza del desierto, ni en los últimos malones, y carecían de esa práctica de golpear o fusilar gente con motivos tan injustos".

Hasta ese momento "las grandes huelgas habían sido por motivos relacionados con la actividad laboral, y nunca antes había sido el sentimiento de clase el motor de la protesta".

"Ninguno de los diarios quedó sin opinar sobre el significado de la solidaridad entendida en esos términos. En todos los rincones del país los trabajadores paralizaron la producción, para señalar que se habían sobrepasado los límites", precisa Randazzo.

Ingeniero White fue -junto a Rosario- uno de los bastiones del movimiento libertario a nivel nacional. Su importancia se ve en la visita realizada al puerto por el intelectual italiano Pietro Gori, "embajador del anarquismo", en 1898.

Esa visita -considera Randazzo- significó un avance en la resolución de los conflictos que se daban entonces.

Gori, quien posó para las cámaras junto a los representantes de la empresa inglesa, los periodistas, oficiales y curiosos que no querían quedar afuera del evento, lideró en Bahía una columna de obreros".

Otra visita significativa fue la del diputado socialista Alfredo Palacios, llegado a Bahía en medio de la represión de 1907.

"Palacios liberó presos, recuperó locales, calmó los ánimos, documentó los hechos con testimonios que aún están a disposición y consiguió una interpelación en las gradas del Congreso", relata.

1 comentario:

Pablo Falcioni dijo...

Muy bueno el informe, solo quisiera, si tienen a bien, que se corrigiera el apellido de quien fue asesinado por Astorga, NO ERA FALCIONE SINO FALCIONI, JOSE FALCIONI. Gracias. Saludos cordiales. Pablo Falcioni (sobrino bisnieto)