jueves, 15 de noviembre de 2007
Telam - Entrevista por Jorge Boccanera
CULTURA I LITERATURA
Federico Randazzo recrea una de las primeras matanzas obreras
Ese es el eje de su nuevo libro, "Las grietas del relato histórico". El escritor estudia la represión registrada a mediados de 1907 contra los trabajadores del puerto de Ingeniero White (Bahía Blanca), en un marco de agitación obrera, planteos anarquistas y socialistas a nivel nacional e internacional.
Por Jorge Boccanera
La represión registrada a mediados de 1907 contra los trabajadores del puerto de Ingeniero White (Bahía Blanca), sus víctimas, su repercusión en el ámbito político nacional y la solidaridad que despertó en organizaciones gremiales del país, es el eje del libro "Las grietas del relato histórico" de Federico Randazzo.
Los hechos acaecieron en medio de tensiones entre la patronal y los trabajadores que, entre otras demandas, pedían mejoras de salario y reducción de las 12 horas de trabajo.
En ese marco, un destacamento de la marina rodeó la sede gremial -la Casa del Pueblo- donde se realizaba una asamblea, y abrió fuego.
El libro, del Centro Cultural de la Cooperación, surge de la investigación de Randazzo por echar luz sobre el episodio; una de las primeras matanzas obreras de Argentina.
"Quizás fue la primera, sí, en un marco de varios días de represión y estado de sitio. Nunca se había dado una represión tan salvaje".
Randazzo estudia el hecho en un marco de agitación obrera y planteos anarquistas y socialistas a nivel nacional e internacional.
Narra la fundación de La Casa del Pueblo en White en 1901, en un ambiente reivindicatorio, y recuerda al diario La Protesta que informó que la inauguración fue: "Un acontecimiento para la clase trabajadora, a costa de sacrificio y perseverancia".
El papel de la prensa obrera en Bahía Blanca por ese tiempo fue relevante. "Hubo numerosas experiencias editoriales. La Agitación, de 1901, fue el periódico libertario más importante de la primera etapa, dirigido por Arturo Montesano, quien fue deportado".
Otras publicaciones (El Obrero, La Favilla y La Rivolta) fueron "experiencias editoriales que desarrollaban una prolija narrativa proletaria denunciando la barbarie de los patrones y alimentando el espíritu revolucionario".
La matanza fue el resultado de la puja entre la agitación social y medidas restrictivas, como la Ley de Residencia por la que fueron deportados cientos de inmigrantes.
"A inicios del siglo XX, había un conflicto con los ácratas organizados; mientras el socialismo influía en la población. Ambas corrientes imprimían diarios distribuidos en todo el país; La Protesta, los anarquistas, y los socialistas, La Vanguardia".
Tras la represión a cargo del subprefecto Enrique Astorga, que dejó un saldo de muertos y heridos -entre ellos un niño de 13 años baleado en un pulmón- la marina volvió a cargar contra una multitud de trabajadores que participaban del sepelio del obrero italiano Falcione.
Fuertemente impugnado, Astorga, imprimió así más brutalidad a su accionar. Según Randazzo fue el mismo oficial: "Quien con su propia pistola dispara contra el féretro de Falcione hasta mutilarle el rostro.
Para los anarquistas de la época, nunca en la historia se había roto el código humano de respeto a los muertos". Sólo 10 días después, "Astorga fue felicitado en el Congreso, donde no sólo no lo encontraron culpable de la matanza, sino que lo alentaron en su labor".
Es de destacar la actitud de soldados que se negaron a disparar contra la sede gremial y luego contra la multitud que asistía al sepelio -los libros citan a Jorge Loppe, el "Cabo Díaz"y el teniente Jáuregui- actitudes que permiten dimensionar "lo irracional de la orden de disparar a mansalva".
La negativa tuvo que ver, dice el autor "con los marineros menos preparados, aquellos que no habían estado en la matanza del desierto, ni en los últimos malones, y carecían de esa práctica de golpear o fusilar gente con motivos tan injustos".
Hasta ese momento "las grandes huelgas habían sido por motivos relacionados con la actividad laboral, y nunca antes había sido el sentimiento de clase el motor de la protesta".
"Ninguno de los diarios quedó sin opinar sobre el significado de la solidaridad entendida en esos términos. En todos los rincones del país los trabajadores paralizaron la producción, para señalar que se habían sobrepasado los límites", precisa Randazzo.
Ingeniero White fue -junto a Rosario- uno de los bastiones del movimiento libertario a nivel nacional. Su importancia se ve en la visita realizada al puerto por el intelectual italiano Pietro Gori, "embajador del anarquismo", en 1898.
Esa visita -considera Randazzo- significó un avance en la resolución de los conflictos que se daban entonces.
Gori, quien posó para las cámaras junto a los representantes de la empresa inglesa, los periodistas, oficiales y curiosos que no querían quedar afuera del evento, lideró en Bahía una columna de obreros".
Otra visita significativa fue la del diputado socialista Alfredo Palacios, llegado a Bahía en medio de la represión de 1907.
"Palacios liberó presos, recuperó locales, calmó los ánimos, documentó los hechos con testimonios que aún están a disposición y consiguió una interpelación en las gradas del Congreso", relata.
viernes, 5 de octubre de 2007
Entrevista en la revista Dazebao
lunes, 6 de agosto de 2007
Se puede quebrar el círculo
27 y 28 de julio de 2007.
Y se cumplió un siglo de los fusilamientos y en Bahía Blanca hubo quien ni se enteró que dos inmigrantes fueron masacrados por la marinería y que la ciudad se conmovió por esos hechos. Pero muchos si se enteraron, y algunos asistieron a las reuniones que despertaron el sentimiento libertario que se escondía en los rincones de la ciudad.
El viernes 27 de julio, se presentó la investigación periodística “Las grietas del relato histórico”, donde se propuso un homenaje a Atiliano Pascual y José Falcioni, los dos primeros mártires del movimiento obrero bahiense. Y de la reunión participó Gladis Falcioni, la sobrina nieta de José, quien comentó que esa noche fría se enteró muchas cosas de su familia que desconocía. También participaron algunos obreros, estudiantes, profesores y alumnos, sindicalistas, periodistas, marxistas, trotskistas, maoístas, algunos cristianos y bastantes ateos. Entre la muchedumbre se movía una señora que había escuchado el anuncio en el noticiero de la televisión y resolvió acercarse para adherir al homenaje. El salón del sindicato de docentes de
Y el sábado, el aula-cocina del Museo del Puerto de Ingeniero White también resultó pequeña para atender a quienes esperaban por los vestigios anarquistas. Las palabras de Sergio Raimondi, empapadas del trabajo cotidiano con aquellos relatos libertarios, quedaron resonando en los presentes, con las enseñanzas anarquistas. La cultura anarquista revivió en poesías y canciones que se ganaron los aplausos del público.
El 28 de julio de 1907, en la esquina de Carrega y Guillermo Torres de Ingeniero White, el Subprefecto de marinería Enrique Astorga disparó contra el cortejo fúnebre de José Falcioni, y con su propia pistola mutiló el rostro del inmigrante italiano que yacía tirado en su cajón sobre la calle desierta. Aquel día toda la población de la ciudad quedó conmocionada por el salvajismo con que el Estado maltrataba a la clase obrera.
Exactamente un siglo después, se escucharon los detalles de aquella matanza y no fueron pocos los que pensaron en aquellos inmigrantes que morían en Bahía. En algún pequeño costado, el círculo oficial de la historia se quebró. Un buen augurio para los inquietos que aún se proponen quebrar el cerco que tanto asfixia a la población de la ciudad.
miércoles, 18 de julio de 2007
Las grietas del relato histórico - Capítulo 2 Los fusilamientos de 1907
Hasta que un día cualquiera te fusilan…
El hecho inicial sucedió en los muelles donde se construían los elevadores que extenderían el puerto de Ingeniero White. Allí resultaron cesanteados dos obreros remachadores que trabajaban en las obras de ampliación del Ferrocarril del Sur. El sábado 20 de julio de 1907 los obreros reunidos en asamblea resolvieron declararse en huelga, exigiendo la reincorporación de sus compañeros, la jornada laboral de 8 horas y un 30% de aumento en los salarios. Pero en el amanecer del lunes cuando todos debían paralizar las obras, la medida se efectivizó sólo en algunos pocos sectores. Por la tarde los grupos obreros celebraron una nueva asamblea y aprobaron la realización de una acción de agitación en las instalaciones de la rivera de Ingeniero White donde trabajaban más de 3000 hombres. El viernes los huelguistas habían comunicado a la empresa las condiciones para una negociación y pusieron como plazo para una respuesta el lunes por la noche. Vencido éste, a la mañana siguiente se realizaría la protesta con la intención de animar al resto de los proletarios que atemorizados por la patronal, no se sumaban al movimiento.
La huelga general como medio de presión de la clase obrera ya era un mecanismo profundamente instalado en la población del país. En la reconstrucción de la historia social Argentina, los especialistas recuerdan aquella primera década del siglo XX, como la “etapa heroica” del movimiento obrero nacional.[1]
En la ciudad era habitual la realización de paros, que en general se reducían al reclamo de cada rubro del trabajo por separado, sin lograr unificar diversos gremios en una misma medida. En este marco, el conflicto de White de 1907 se presentaba como una paritaria más de las tantas de esa época, donde una negociación racional podría haber acabado con la protesta en pocas horas. Pero nada de esto sucedió.
Al amanecer del martes 23, minutos antes de las 7 de la mañana, un grupo de obreros ingresó al área de trabajo lanzando consignas y llamando a la huelga. A poco de recorrer los talleres, decenas de empleados comenzaron a seguirlos sumándose a la agitación. Los huelguistas arrojaban las herramientas al agua y descargaban la bronca contra las máquinas. Pero a los pocos minutos, con las primeras luces del día y la helada matinal cayendo sobre el puerto, los vigilantes de la empresa comenzaron a perseguir y dispersar la protesta. El clima se tornó confuso, algunos gritaban, otros corrían; hasta que en medio de playón se dieron los primeros incidentes, luego de que los capataces Williams Kelly y Patrics O´Bryan, ambos de nacionalidad inglesa, quisieran obligar a golpes a un obrero a permanecer en el trabajo. Según
Éste fue el motivo expreso que encontraron las autoridades de Ingeniero White para desatar una violentísima cacería de obreros nunca antes protagonizada en la historia de la ciudad.
Todavía no eran las nueve de la mañana, cuando salieron marchando por las calles de tierra del puerto los obreros que acababan de paralizar las obras. Se dirigían a
La asamblea en
Mientras tanto
Entre los gritos, los soldados continuaban disparando a menos de
Un niño de 13 años que contemplaba la escena bélica desde cerca, escuchó los disparos y comenzó a correr hasta que se enredó con un alambre caído. Lo soltó el impacto de un proyectil que le impacto en el pulmón y lo dejó internado por varios días. Los testigos contaron que hasta las zanjas del desagüe funcionaron como refugio para quienes huían de la balacera.[2]
En el centro del puerto y a plena luz de la mañana se estaba protagonizando un fusilamiento sangriento. La gente que pasaba y aquellos que escuchaban desde lejos los disparos se acercaban curiosos a la esquina del conflicto. La escena era peor de lo que cualquiera de los transeúntes podía imaginar. Nadie reconocía una revuelta obrera, ni distinguía huelguistas de otras víctimas; los Máuser apuntando en todas las direcciones se apoderaban de las miradas.
La brutalidad no se limitó a los huelguistas. Violentos golpes de culata eran lanzados por los marinos para quienes en aquel momento pasaban circunstancialmente por el escenario de los hechos. José Falcioni, un joven italiano católico, miembro de la sociedad recreativa
El puerto quedó desolado, en silencio. El clima se tensó y el temor se sentía en cada esquina, ante la presencia de los ejecutores. Los comercios cerraron sus puertas atemorizados por la sensación general. La violencia de los agentes no solo fue brutal en sus métodos, sino también extralimitada en su jurisdicción, ya que
Nada de esto importó a los oficiales que de inmediato se pusieron al servicio de la empresa inglesa. Merece el recuerdo el ayudante de la marinería Jorge Loppe, quien se negó a obedecer las órdenes de fusilamiento impartidas por Posse frente a
La foto de una de las revistas de esa semana muestra el piquete de marinería que hizo fuego sobre
Los fusiladores que dispararon contra
El primer despacho a La Vanguardia
El corresponsal local de
-Bahía Blanca, 23 ( 2 PM). Los obreros constructores y remachadores de este puerto, que se hallan en huelga, reunidos ayer en
Corresponsal.
-Bahía Blanca 23. Comprobando lo comunicado a la tarde, adelantó las siguientes noticias. A las 10 AM de ayer, se encontraba reunido en
Al abandonar el local, los asistentes, fueron recibidos a balazos por la marinería.[3]
La descripción de este corresponsal, que desde el propio puerto enviaba sus textos al diario, es sin duda el testimonio más fiel que se conserva en la reconstrucción de los hechos iniciales.
Los telegramas que recibimos anoche completan la crónica de los tristes y lacónicos sucesos.
-Bahía Blanca, 23. Al sentirse las descargas acudieron 40 hombres, del Octavo de Infantería Destacado de la ciudad, y un piquete del Cuerpo de Bomberos, rodeando el local obrero y tomando presos a todos lo que se encontraban en él, y que por efectos del ataque, no habían podido abandonarlo.
-Bahía Blanca, 23. Después de la matanza del que fueran victimas los huelguistas, se han enarbolado en
-Bahía Blanca, 23. Los obreros de la ciudad, en conocimiento de los hechos sucedidos, organizaron una columna de manifestantes, con la intención de recorrer el pueblo, pero las fuerzas de línea la disolvieron.[4]
Enrique Astorga, el ideólogo de la muerte
La autoridad máxima de los marineros locales, era el Subprefecto Teniente de Navío Enrique Astorga, quien rechazando cualquier intento de valentía, llegó al escenario de los hechos tres más horas, secundado por 30 soldados del 8º de Infantería al mando del teniente Juan Jáuregui y 12 bomberos a las órdenes del teniente Brandam.
Astorga, según recordara en esos días
Ante los hechos sangrientos del puerto, Enrique Astorga comenzó a emitir telegramas a las autoridades nacionales alertando de los sucesos. A las 12 del mediodía recibieron en el Ministerio de Marina el primer mensaje desde White. En los envíos, Astorga ensayó una versión fantástica sobre lo sucedido, donde hablaba de obreros atrincherados disparando armas de fuego contra los marinos. Describía una rebelión armada al mando de grupos anarquistas. Reivindicaba el accionar de sus hombres que, sólo imaginariamente, habían combatido a los rebeldes y secuestrado armas en gran cantidad. El Subprefecto, cobarde con antecedente, pedía insistentemente a sus superiores que enviaran refuerzos armados. Para reafirmar su versión, Astorga también remitió su relato a través del titular Correo y Telégrafos y del Inspector de Ferrocarriles. Pero la reconstrucción oficial era tan ficcionada que los propios diarios oficialistas tildaban de “impresiones un tanto exageradas, en los primeros envíos de Astorga desde Bahía Blanca”.[6]
Tal como se podía suponer por su atracción a las fábulas navales,
De repente suenan tiros y el capataz O´Bryan cae herido de dos balazos, uno mortal en el vientre y otro en un muslo. Junto a él cae el obrero J. Nelly, con una tremenda puñalada en la espalda. La gritería era espantosa, los obreros empuñaban cuchillos y revolver. Reforzado el piquete de marinería con dos oficiales a su frente, se dirigió a intimar a los huelguistas que se dispersaran, y fue entonces, según la versión policial, que los amotinados hicieron fuego desde las puertas y ventanas sobre la tropa, a cuya agresión ésta contestó con una descarga. En el local convertido en Fort Chavrol, se encontraron muchos revólveres y cuchillos en cantidad como para un pequeño arsenal, lo que prueba que los obreros iban prevenidos al trabajo…
Felizmente a las 12 del día se supo la verdad de lo ocurrido y los sucesos recobraron sus exactas proporciones que son las que quedan en este relato. Informes recogidos en Ingeniero White, aseguran que los 22 hombres de
En las pericias posteriores no se encontraron ni siquiera un solo impacto de bala en toda el área de tiro de
El hecho de reproducir la alegoría imaginada por Astorga, aportaba legitimidad a la representación falsa, violenta e irracional que se hacia de los anarquistas. La responsabilidad periodística de presentación fielmente los hechos, aportar comprensión y bregar por una solución pacífica de los conflictos, se vio en esos días constantemente olvidada.
Ante el favorable escenario de confusión creado por los diarios, Astorga continuó desplegando batallones militares y dispuso un amparo de fuerzas públicas para
Se supo que durante ese día el Ministro del Interior comunicó los detalles de los acontecimientos de White al presidente Figueroa Alcorta, quien no se pronunció al respecto. Solo se emitió una orden para custodiar los edificios públicos. El gobernador de la provincia no demostró mayor interés y se limitó a pedir refuerzos policiales al Ministro de Guerra, para que no resulten pocos los uniformados involucrados en el hecho. La única preocupación de las máximas autoridades del Estado, se agotaban en la preservación de los bienes materiales a su cargo y la movilidad de tropas.
[1] Bilsky, Edgardo J., Op. cit.
[2] Caviglia, M. Jorgelina. Ingeniero White La huelga de 1907, Ediciones de
[3]
[4] Idem.
[5] Bayer, Osvaldo, Los anarquistas expropiadores y otros ensayos. Plantea, Buenos Aires, 2004.
[6] El Diario, 22 de julio de 1907.
[7]
martes, 17 de julio de 2007
Las grietas del relato histórico - Capítulo 1: Invitación a La Nueva Liverpool
Tapa del número único 18 de Marzo. Bahía Blanca, 1898
Invitación a La Nueva Liverpool
Bahía Blanca fue fundada el 11 de abril de 1828 por el Coronel Ramón Estomba, como un destacamento militar de avanzada territorial llamado Fortaleza Protectora Argentina. Desde aquel fuerte el estado argentino tomó una posición militar para confrontar con los malones aborígenes que resistían la ocupación de sus tierras. Era la antesala de la masacre al desierto de Julio Argentino Roca.
Entre 1880 y 1914 se produjo un ingreso de extranjeros al país, que significaría el aporte fundamental para el desarrollo de la Argentina como nación y de Bahía Blanca como ciudad industrial. Arribaron a los puertos argentinos familias enteras respondiendo a un llamado oficial de esta patria que en sus campañas de difusión por el viejo continente ofrecía tierras, propiedad, progreso y riqueza.
Cuando finalizó este proceso de constante flujo de extranjeros, Bahía Blanca había multiplicado su población, saltando de 2096 habitantes en 1881, según en el primer Censo General de la Provincia de Buenos Aires, a 37.555 pobladores en 1906, según el censo Municipal de ese año. De aquellos 37.555 habitantes, 19140 eran extranjeros, más del 50%. Este sería el capital humano con que la ciudad se nutria para su ingreso a la modernidad. Los medios de prensa local, realizaban un festejo exagerado del progreso, cómplices de los proyectos de la oligarquía que ya se asentaban en el gobierno municipal. Si bien las obras y el constante crecimiento poblacional y de las actividades de la ciudad, presentaban una realidad próspera para una parte de los habitantes, se ocultaba la situación de abandono que padecían muchos de los extranjeros. En los sectores humildes que crecían en torno a la ciudad y el puerto, se multiplicaba el descontento y comenzaba a gestarse el germen del movimiento obrero bahiense. Entre las páginas oficiales se fueron escurriendo los relatos que describen con un rostro vulnerable y triste al obrero sometido a la miseria, rodeado de un conflicto social violento con enfrentamientos y grupos radicalizados. Entre los inmigrantes vinieron muchos exiliados que en sus países de origen desarrollaron una importante experiencia de lucha. En la segunda mitad del siglo XIX Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España eran el centro del escenario donde se debatían las grandes matrices ideológicas del socialismo y el anarquismo.
Campamento de huelguistas en Punta de Rieles. Caras y Caretas, 07/09/1901.
De la llegada del Socialismo
Las primeras asociaciones importantes llegaron en 1894 con la fundación del Centro de Unión Obrera de orientación socialista, y en 1896 con la Sociedad Fascio Operaio Italiano. Por esos años comenzaron a editarse en la ciudad publicaciones que reflejaban el pensamiento de las organizaciones y dan referencias que permiten reconstruir su funcionamiento. Uno de estos ejemplares da cuenta de la llegada organizada de las ideas que venían a cuestionar el orden vigente, en la fundación del Centro Socialista Obrero de Bahía Blanca en 1897:
18 de Marzo-1898. Número ÚnicoEn conmemoración de la Commune de Paris y el primer aniversario de fundación del Centro Obrero Socialista de Bahía Blanca.Se invita a participar de una conferencia el viernes 18 de marzo a las 8 ½ pm. y una celebración el domingo 20 a las 3 ½ pm. en Donado 143, el nuevo local social, del Centro Socialista. En ambos casos, los oradores harán uso de la palabra en Español y en Italiano.
18 de Marzo, Bahía Blanca, 1898.
En esta misma proclama se encuentra el testimonio fundacional de aquella organización:
Ocho trabajadores, dos italianos, dos alemanes, dos franceses, un holandés y un austriaco, reunidos en una modesta pieza, y considerando, que en la sociedad burguesa, basada en la propiedad privada, el trabajador recibe un salario que no representa el valor real de la mano de obra y que ese salario apenas alcanza para cubrir los gastos indispensables…
deciden constituirse como Centro Socialista Obrero de Bahía Blanca.
De las divisiones
El movimiento obrero presentó desde sus orígenes una clara disputa política e ideológica entre Socialistas y Anarquistas que muchas veces llegó a tener tintes violentos. Por más que ambas corrientes aspiraban a llegar a los mismos fines, una sociedad basada en los principios del socialismo: diferían, indudablemente, en los medios utilizados para lograr esos fines.
Para fines del siglo XIX comenzó a tener cada vez mayor incidencia entre los trabajadores de Argentina la corriente de los anarquistas, y en gran parte del país se constituyeron grupos librepensadores que tenían entre sus primeras misiones la de imprimir un periódico, fundar una biblioteca y crear grupos de actividad cultural.
En las veladas libertarias que se difundieron tanto en las ciudades como en las zonas rurales, se encontraban la poesía, la música y el teatro, comprometidos con la idea del amor libre y la autogestión que proponía el movimiento. En las noches se repetía una escena, cuando se encendía el fuego en medio de un gran comedor descubierto y todos se acomodaban en ronda para esperar la aparición de algún payador anarquista:
Grato auditorio que escuchasal payador anarquista.No hágase a un lado la vistacon cierta expresión de horror.Que al decirte quien somoscuelgue tu faz la alegría,en nombre de la anarquíate saludo con amor.
Boicot a La Nueva Provincia
Una de las herramientas que eligieron los anarquistas para su metodología de lucha eran los boicot; acción de repudio y aislamiento que nació en 1880 en Irlanda y que rápidamente recorrió el mundo en el imaginario de lucha de los pueblos.
En la reconstrucción de los boicots en Bahía Blanca, encontramos que los grupos de obreros anarquistas declararon uno contra el diario La Nueva Provincia y personalmente contra su director Enrique Julio.
Pero este boicot se limitó al rechazo y sabotaje, sino que los voceros libertarios, ya cansados de tolerar los agravios que se publicaban en el pasquín, desafiaron al Sr. Julio a confrontar las ideas en un debate público. En medio de aquel conflicto, La Agitación ampliaba:
Al desafiar a La Nueva Provincia en el campo de la discusión leal y serena, creemos que los redactores de ese diario serían capaces de defender cuanto insidiosamente expusieron. Considerando empero que la ignorancia no es un delito sino una consecuencia directa de causas residentes en el organismo o en la sociedad, La Agitación declara: que proseguirá su campaña de Boycottage [Sic] contra La Nueva Provincia usando de todos los medios a su alcance, como ser manifiestos, conferencias públicas, propaganda asidua, hasta que el señor Enrique Julio, o quien por él, nos den públicamente una satisfacción. Hemos iniciado el boicot contra La Nueva Provincia, por el hecho de que hacia bajas insinuaciones respecto a las ideas que hoy animan a la clase trabajadora. Así como los trabajadores se han mostrado solidarios con el boicot a la fábrica de cigarrillos La Popular, de Buenos Aires, que produjo espléndidos resultados, demuestran su solidaridad contra La Nueva Provincia. Ninguno debe pues frecuentar locales públicos, es decir, cafés, fondas, peluquerías, etc, que al primero de Diciembre siga recibiendo La Nueva Provincia.
La Agitación, Nº 9. Bahía Blanca, 1/12/ 1901.
Fue la época en que en Bahía Blanca se hablaba en varios idiomas, pero en un mismo sentido. Fueron días de largas reuniones nocturnas en los locales obreros, para analizar el avance de una esperanza organizada en el mundo. Todo era ilusión. Nadie suponía que la muerte estaba llegando también. Nadie podía esperar el brazo asesino de la marinería de White, que inauguraría en julio de 1907 la nómina de mártires obreros de la ciudad.
domingo, 8 de julio de 2007
La Agitación de Bahía
La Agitación de Bahía
El 1º de octubre de 1901, comenzó a editarse cada domingo
La dirección de
Montesano era un conocido referente nacional del anarquismo dedicado a recorrer el país con sus conferencias. Su especialidad era la cuestión eclesiástica y en cuanta tribuna se levantaba contra
Las páginas de
El domingo pasado tuvo lugar en el local de
Se puso en escena:
1 El boceto dramático de un acto original del compañero Ovidi, titulado “Famme”, y el cual fue muy aplaudido.
2 El compañero Ovidi dio una conferencia sobre el tema: Nuestro ideal, el cual fue desarrollado con facilidad, tacto y buena forma, revelando al buen orador, ya batallador incansable y enérgico de acuerdo a la fama que le precedía.
3 Dúo cantado por el señor Monteverde y señora.
4 “Cena improvisada”. Juguete cómico en un acto que gusto mucho.
Este a sido el detalle de la primera, hoy nuevamente Velada, pero con un nuevo programa.[2]
La crítica situación financiera había puesto en peligro la continuidad del periódico y los editores proponían estos encuentros artísticos solidarios que, si bien sirvieron para sumar miembros al movimiento e involucrarlo con la cultural, no recaudaban “ni un solo centavo”.[3] Encontramos en esas páginas el urgente llamado para que los obreros redoblen su compromiso y asuman como propia la responsabilidad de sostener el medio:
Trabajador:
Sobre el final de este ejemplar se encuentra discriminada en su máximo detalle la economía del periódico y las veladas. Con nombre, apellido o apodo, se publicaba la lista de suscriptores y los pequeños movimientos de dinero que se realizaban. Una práctica que desde los orígenes caracterizó a aquellas organizaciones obreras fue la honestidad en el manejo de dinero y la transparencia de sus actos.
[1] Raimondi, Sergio. A ordenar, a ordenar, cada cosa en su lugar. La huelga de 1907 en Ingeniero White. Ediciones de
[2]
[3]
[4] Idem.
Pietro Gori en Bahía Blanca
Pietro Gori en Bahía Blanca
En los primeros días de septiembre de 1901 se dio en la zona de Bahía Blanca un movimiento huelguista que los medios de prensa calificaron como el conflicto de mayor magnitud hasta ese momento:
Por el número de obreros que en ella han tomado parte ha sido la huelga más importante de que se tenga memoria entre nosotros.
Caras y Caretas, Buenos Aires, nº 153, 7 de septiembre de 1901.
El foco se desarrolló entre los trabajadores que labraban la tierra virgen, para colocar el tendido de vías del Ferrocarril del Sur. Los obreros rompían las rocas que se habían consolidado durante miles de años, para sellar la llegada del hombre moderno a la pampa argentina. El fruto de ese trabajo permitió concretar una red ferroviaria, que es sin duda el hecho más emblemático para analizar la fundación de parajes, pueblos y ciudades a lo largo de todo el país. La circulación de trenes representó el avance más significativo para el desarrollo de aquella patria que se consolidaba como nación.
La huelga se efectivizó entre Bahía Blanca y Coronel Pringles, duró poco y no despertó mayores repercusiones en el plano sindical, aunque adquirió una trascendencia histórica por la presencia en la ciudad de Pietro Gori, uno de los referentes anarquistas más interesantes de su historia mundial. Nacido en Teramo, Italia en 1865, Gori se dedicó plenamente a trabajar por el ideal anarquista, en disímiles campos que le permitieron dejar un legado literario, teatral, judicial e ideológico de extraordinaria vigencia.
Pietro Gori llegó a
Sus conferencias llegaban a durar tres horas ante un público silencioso. Por sus antecedentes como Abogado y criminólogo,
Himno del primero de mayo
Ven ¡oh mayo!, te esperan las gentes,
te saludan los trabajadores;
dulce pascua de los productores
Ven y brille tu espléndido sol.
En los prados que el fruto sazonan
hoy retumban del himno los sones
ensanchando así los corazones
de los parias e ilotas de ayer.
Despertad, oh falanges de esclavos
de los sucios talleres y minas;
los del campo, los de las marinas,
tregua, tregua al eterno sudor.
Levantemos las manos callosas,
elevemos altivas las frentes,
y luchemos, luchemos valientes,
contra el fiero y cruel opresor.
De tiranos, del ocio y del oro
procuremos redimir al mundo,
y al unir nuestro esfuerzo fecundo
lograremos al cabo vencer.
Juventud, ideales, dolores,
primavera de atractivo arcano,
verde mayo del género humano,
dad al alma energía y valor.
Alentad al rebelde vencido
cuya vista se fija en la aurora,
y al valiente que lucha y labora
para el bello y feliz porvenir.
La presencia de Pietro Gori en Bahía Blanca para representar a los obreros en las negociaciones animaron de inmediato el interés del gerente del ferrocarril del Sur, señor Henderson, quien velozmente se presentó en el lugar de los hechos. Las fotos de la prensa muestran una locomotora atravesando una llanura con siete señores sobre su trompa, llegando al terraplén donde acampaban centenares de obreros y una custodia de policías armados. En el interior de un ferrocarril participaron de la negociación el gerente Henderson, el ingeniero director Dickinson, el ingeniero Súnico y el Dr. Moyano. En representación de los obreros, Pietro Gori acompañado por su secretario el “Ingeniero Sunic”, leyó detalladamente las reivindicaciones que demandaban mejoras en las condiciones laborales y exigían la reincorporación de un grupo de cesanteados. El petitorio se acompañaba de otros pedidos:
Los trabajadores solicitaban que el señor Dickinson cumpliese las cláusulas pactadas anteriormente de no despachar a ningún obrero hasta que se termine las construcción de los terraplenes; que se admitiese la intervención de un agrimensor cuyos honorarios correrían por su cuenta siempre que los obreros manifestasen disconformes con las mediciones del trabajo ejecutadas por los representantes de la compañía; que se abonase cuatro pesos por metro cúbico por la extracción de piedra mina a base de dinamita; que los precios de los artículos que le suministraba la proveeduría de la empresa sufriera una disminución módica; puesto que ellos tienen quien les venda bolsas de galleta a un peso cincuenta centavos por lo que se les exigía dos pesos, y en el caso que no se accediese a esta reclamación, que se les dejase libertad de adquirir los víveres donde los encontrasen más baratos; que se redujese de cincuenta a cuarenta metros las excavaciones de la longitud de la tierra; que se aumentase a treinta y cinco centavos el metro cúbico de tierra dura que no podía ser extraída sino mediante el pico; que la empresa les proporcionase los caballos necesarios en proporción a recorrido para la conducción de la tierra en zorras.
Caras y Caretas, Buenos Aires, nº 153, 7 de septiembre de 1901.
La negociación fue rápida y finalizó ante el compromiso de la empresa de cumplir la mayoría de los puntos especificados. La jornada concluyó con una fotografía donde se amontonaron en torno a Pietro Gori, el indiscutido protagonista del triunfo obrero, un grupo de trabajadores, los corresponsales de los diarios y los capataces de la empresa.
En la imagen quedó el recuerdo del paso por la ciudad de este personaje entrañable, que honró con su presencia la lucha de los obreros bahienses.
Que se quiebre el circulo ...
“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia conlectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo..."